23 de agosto de 2022

Por si todo esto fuera poco...

Martes por la tarde en la ciudad.  Hay días en los que no acontece nada particularmente preocupante o perturbador, y por lo menos estás tranquilo para afrontar lo que es propio de tu laburo o  cualquier cosa que debas emprender. Y también, por supuesto, hay otros días en que... bueno, cae un problema o una complicación tras otra, como si fueran las piezas de madera del jenga o el conocido efecto dominó. Aclaración: No hablo sólo de guita. 

El tema es tener la capacidad de ver cuál de ambos escenarios es el que predomina. Si uno puede registrar que son mayoría los días de problemas que pueden llegar a desbordarte, algo está no funcionando, y eso hace que te sientas para el culo. Si existe una mínima posibilidad de detenerlos o posponerlos aunque sea por un período corto, uno la puede ir remando. Pero no siempre se da así: En casos puntuales, no hay margen para hacer nada de lo que dije antes. Hay que actuar.

Si nos guiáramos exclusivamente por el principio del placer, a la usanza de lo que pregonaba Freud, todo lo que NO te genera ese placer sería automáticamente bloqueado o rechazado de nuestra mente, no le daríamos bola, lo cual es peligroso, porque terminarías endeudado, o relegando a un segundo plano cuestiones que tienen que resolverse urgente. Claro que todos queremos que la vida sea un viaje de placer y en la primera clase del avión, pero esconder la mugre bajo la alfombra no va a hacer que desaparezca. Y no es menos cierto lo siguiente: Lo que para vos es una complicación, otra persona lo resuelve en dos minutos y le importa un carajo. Tan simple como eso, quizás porque está en otra posición jerárquica, pero eso no importa. 

Ahora están todos los medios hablando de CFK, y a mí la verdad que también me ch... un h..., en primer lugar porque no soy kirchnerista, ni de ningún partido, es decir que no tengo compromisos políticos con nadie. Cristina puede defenderse sola porque, además de ser abogada, cuenta con sus propios abogados, que no deben ser ningunos inexpertos. Y por último: Pase lo que pase o deje de pasar con ella, no me va a cambiar la vida. 

Hoy no pude encontrar ni un canal de TV, ni una radio, que no estuviera dedicando casi toda la mañana a insistir con esto. Y no tengan dudas de que seguirá por un tiempo, hasta que otra noticia de mayor impacto la deje relegada (no a CFK, sino a la cobertura periodística sobre ella).

Cuando estoy "enquilombado" o pensando en que tengo varios frentes abiertos por lo que expliqué en el primer párrafo, trato de pensar racionalmente. No es fácil evitar enroscarse (o maquinarse), pero es lo que hay. No soy un escritor de autoayuda, hablo por mí y por lo que veo.

Hay que enfrentar las cosas: llega un momento en que tenés que lograrlo, y cada uno le busca la vuelta, no es para todos por igual. Entre ayer y hoy, me estresé en exceso por quilombos que parecían aparecer uno tras otro. Pero soy yo, o cualquiera de ustedes que me están leyendo, quienes debemos darnos cuenta cuando nos está por saltar la térmica. Y entonces ahí, pensás: "Yo ya hice todo lo que podía hacer, de ahora en más, que pase lo que tenga que pasar". Para cerrar, siempre es un buen consejo evitar discutir con boludos, conviene decirles todo que sí, de manera que ellos se sientan contentos, y chau. Nos estaremos viendo pronto, seguramente con un panorama mucho más positivo, porque una de las razones que nos impulsa a seguir adelante, es pensar que el futuro será mejor. Punto final. 

No hay comentarios.:

Nos estaremos viendo pronto

  Dentro de las virtudes que -según mi visión- el periodismo debe tener, están la mesura y el equilibrio. Los periodistas tenemos una respon...