31 de agosto de 2022

El placer de estar con ustedes

 Ultimo día del mes. Tuve muchas complicaciones este mes, y además no se me caía una idea. Hay una sensación generalizada de que agosto fue excesivamente largo, y por momentos parecía casi una molestia en el almanaque. Todos sentimos que no se terminaba más, y es la primera vez que lo que me pasa a mí lo veo replicado en las redes sociales, o en las tiras cómicas de los diarios. Septiembre siempre ha tenido mejor prensa y prestigio, porque se lo asocia al amor, a la juventud, y obviamente a la primavera. Como les decía antes, hubo cosas que me quitaron mucha fuerza e inspiración como para escribir algo nuevo. 

 Por eso, antes de cometer cualquier gansada, preferí dejar las cosas como estaban, y escribir menos notas en este blog respecto a lo que hago habitualmente. Ver muchos comentarios absurdos por televisión no hizo más que darme cuenta de algo muy simple: Entramos en una decadencia, que no es nueva, hace por lo menos 10 años que estamos así. Gastan dos mangos en hacer un programa, porque como la gente se vuelca a Netflix y otros servicios de streaming, invertir en la televisión abierta no es negocio. Claro que siempre, los cinco canales de aire contarán con una audiencia masiva aunque tengan la pantalla vacía. Es increíble, cinco canales, y no se ha vuelto a crear ninguno en más de 50 años. En la Argentina, parecería que nunca es un buen momento para invertir, pero siempre hay una buena excusa para dar de baja lo que sea. Si vos mirás otros países, los recambios en la industria no se trasladan a los consumidores de un modo tan vertiginoso como acá. En EE. UU. y muchos otros, sigue siendo habitual ver películas por DVD, o escuchar música en CD. Por supuesto que gradualmente esos formatos irán perdiendo aceptación entre los consumidores, pero en Argentina, de un día para otro cambia todo, y lo que hasta no hace mucho era la novedad, ya pasa a ser obsoleto. Se puede conseguir un reproductor de DVD usado por dos mangos, sencillamente porque nadie los quiere. Es posible que en algún momento vuelva a cautivar un número considerable de seguidores, como sucede ahora con el vinilo o el cassette. Son modas que no responden a una mejora en la imagen o en el sonido. Todos sabemos que un LP no suena "mejor" a un CD, sino que proyecta una sensación de calidez, sumado al hecho de que es más interactivo el hecho de ubicar la púa o cápsula donde quieras continuar la reproducción del disco. Pero todo lo demás, es pura cháchara. 

Que algo se ponga de moda "porque sí", no es de mi interés. Me refiero a que se trata de una experiencia nostálgica más que una mejora real de placer de escuchar música. Hablamos mucho de Spotify, y es un formato pago totalmente digital, con una calidad de sonido mediocre, pero que para un celular alcanza. A nadie se le ocurriría utilizar esa plataforma como DJ de una fiesta cualquiera. Y sí, se perdió mucho, porque vos antes comprabas el disco por el hit, pero a su vez descubrías temas nuevos. Spotify hace que vos escuches una canción equis, y vayas "picoteando" por otras que no tienen nada que ver: Ni pertenecen al mismo álbum, ni son del mismo estilo, ni de la misma época. Se parece a esos cassettes que piratéabamos grabando música de la radio.  

Podríamos pensar, por lo tanto, que el pasado no sólo se borra de la memoria colectiva: también se destruye. Se demuelen edificios, se cambia el nombre de la moneda, se crean nuevos ministerios que en realidad son iguales a los anteriores pero con distinto nombre, 

A mediados de este mes que está próximo a concluir, me quedé sin guita, o casi. Tenía una reserva mínima para tirar durante que restaba del mes. Me puse a pensar por qué me estaba sucediendo eso, y lo más extraño es que no recuerdo haber hecho grandes gastos. Resumiendo, todo está escandalosamente caro, no hace falta indagar demasiado. Ganar 1.000 o 2.000 pesos me demanda esfuerzo, horas de trabajo, y gastarlos no lleva más que unos minutos. Pasa la mercadería por el escáner de código de barras del súper, y desde que sacaste el producto de la góndola hasta que lo vas a pagar a la caja, no pasó nada de tiempo. Pero juntar esa plata te llevó mucho más. Y si vos te planteás "qué hacer", bueno algo se puede hacer. Fumo menos, nunca fue algo esencial para mí, aunque tampoco me pareció válida esa metáfora berreta de que "fumar es quemar la plata", porque si pensamos así, beber una cerveza o comer un asado sería "tragar la plata", vaya uno a saber. Cuando fumo un pucho lo hago como un escapismo, pero si tengo la cabeza llena de quilombos, es cigarrillo que me dura 5 minutos no me los va a resolver, entonces no vale la pena hacerlo si pensás que te vas a relajar, a calmar, o lo que fuera. 

Claro que, más allá de los vicios que uno pueda tener, el problema de fondo es otro: Todo está caro, pero yo sigo ganando lo mismo. Los aumentos que pueda hacer por mis servicios publicitarios no alcanzan a compensar la plata que perdí con la inflación. Sobre todo, con el salto desmesurado que pegó a mediados de julio. A partir de allí hubo que barajar y dar de nuevo. O te ajustabas, o te fundías. Siempre habrá gente con guita de sobra que no tendrá ningún problema financiero, pero la clase trabajadora y los jubilados somos inevitablemente los más afectados. 

 Cuando pasa esto, lo primero que pienso es en honrar las deudas o los compromisos, sea como sea. No figuro en el Veraz ni en ningún lado como moroso. Y no se me pasa por la mente recurrir a un prestamista, ahí sí que estás en el horno. Entonces, para seguir transitando esa senda, pagué la cuota de un crédito que se me hace interminable, y ya habiendo logrado eso me saqué de encima una gran carga, que mes a mes tengo que asumir pero que no debe ser motivo de queja por lo hice de un modo consciente. Tengo la tranquilidad de que las cuotas son fijas y en pesos. Si me hubiera ocurrido lo mismo en otro contexto, aceptando una financiación después de julio, no habría forma posible de acceder a un crédito razonable. Por supuesto, la sumatoria de todas las cuotas equivale casi al doble (o más) del precio de lista del producto que compré, los intereses son casi usurarios. Pero lo importante es lo siguiente: Tengo una computadora nueva para poder trabajar como lo venía haciendo, la tuve que comprar por una situación de emergencia ya que no tenía otra opción disponible, y habrá que seguir pagando por un tiempo más. Cuando tuve la posibilidad, adelanté algunos pagos, y así voy achicando los plazos. Lo que tengo bien en claro, es que no me endeudaría por boludeces que no me reporten utilidad, o que no tengan que ver con el laburo. Si hay una ropa que me gusta, un libro, o cualquier cosa parecida, lo pienso sin dejarme llevar por el impulso, trato de reunir el dinero para comprarlo y listo. Si no puedo, quedará para otra ocasión. El que no la vivió no sabe cómo es la cosa. A mí nunca me faltó la comida, pero más de una vez me replanteé por qué mi trabajo vale tan poco, por qué motivo dedico mucho tiempo a ser  profesional, a escribir una nota periodística siendo fiel a las declaraciones del entrevistado, y todo eso nadie lo ve, o no se traduce en una mejor situación económica. Si tengo que buscar un trabajo extra, no se me van a caer los anillos por hacerlo. Todo sirve, todo suma. 

Pero tranquilos: Cada uno de nosotros tiene un momento para aprovechar esa veta que nos define. Y no son los 15 minutos de fama que decía Andy Warhol, es un fenómeno más complejo de explicar. Es ese instante en tu vida en que, sin razón aparente, todo anda bien. Aprovechalo, ni siquiera te pongas a pensar por qué te tocó ahora y no antes. Simplemente sucede, y no hay que dejar pasar el tren, que invariablemente se detiene a la estación siguiente y ahí todo vuelve a ser como antes. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

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