25 de agosto de 2015

Volvimos a la Década Infame

Estoy podrido de que este Gobierno acuse, a quienes piensan distinto, de "gorilas", "cipayos", o "destituyentes". Cada denuncia de corrupción que cae sobre el universo K es vista a los ojos del oficialismo como un intento destituyente. Que me expliquen entonces por qué lo esconden al Vicepresidente Boudou, que ya no aparece ni en figuritas y fue a votar "camuflado" para evitar el escarnio público. 
Estamos volviendo a la Década Infame, a la quema de urnas, al fraude, a los bolsones de comida a cambio de votos... todo eso fue lo que pudimos ver en esa provincia-feudo llamada Tucumán, que bien podría ser el escenario de una novela del genial García Márquez. La gente se manifestó y la Policía reprimió de la peor manera, dejando personas gravemente heridas sin que haya motivo alguno que lo justifique. Lo paradójico que la provincia que nos dio la libertad, donde se declaró la Independencia, es desde hace años un nido que corrupción y nepotismo. Esto no es nuevo: lo fue desde los tiempos de Domingo Bussi (represor de la dictadura devenido en hombre democrático), de "Palito" Ortega, el mismo forro que hacía campaña tocando a los pobres en caravana y luego se lavaba las manos con alcohol. 
Lo de Tucumán es inadmisible. Es un país serio, la provincia debería haber sido intervenida de inmediato, pero como en este caso es territorio kirchnerista, eso no sucederá de ninguna manera. No tengo nada contra las personas que adhieren a este modelo, pero dejen de echarle la culpa a TN o a Magnetto, porque la represión, la entrega de bolsones con alimentos, y las irregularidades que se produjeron en los comicios tucumanos, las vimos todos. Basta de seguir sosteniendo una mentira en base a teorías conspirativas, según las cuales siempre hay alguien detrás de los incidentes. Los incidentes se produjeron porque la gente será pobre, tendrá hambre, pero no es boluda, y está cansada de ver cómo los tipos gobiernan 12 años o más sin que nada cambie, viendo cómo se pisotea la Ley Sáenz Peña de hace dos siglos. Y no me estoy "rasgando las vestiduras", porque si ocurriera en una provincia donde gobernara otro partido político, diría lo mismo. El pueblo es manso, pero en algún momento dice basta. 

Quizás sea un iluso pensando que el 10 de diciembre de 2015 algo va a cambiar, pero la esperanza es lo único que nos queda. Para los que quieran levantar un dedo acusador sobre mi persona, les recuerdo que yo escribí un post (texto) en este mismo blog, donde reconocía todas y cada una de las buenas medidas que tomó el kirchnerismo, a mi modo de ver. Yo sé reconocer las cosas que me parecenn acertadas y no me importa quién las haga, sino que se hagan. Pero cada día me despierto con el desasosiego de pensar que no estamos en 2015, sino en 1930. Punto final.

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...