2 de abril de 2017

Malvinas: la manipulación política de una causa nacional

En el acto oficial por el 2 de abril, que se llevó a cabo en nuestra ciudad y al cual asistí, escuché en palabras de un veterano (que habló en nombre de toda la Agrupación que representa), un discurso que sintetiza perfectamente el sentimiento de muchos que no aceptamos que se manche el nombre de nuestros héroes. Walter Di Lorenzo, ex combatiente, cuestionó en duros términos que agrupaciones o "movimientos" políticos que dicen defender los DD. HH. se quieran apropiar de un hito de la historia argentina. O lo que es peor, tergiversarlo, deformarlo, establecer conclusiones totalmente absurdas para obtener un rédito espurio. Relacionar a los veteranos con la última dictadura (que ellos mismos repudian), es una canallada. Pero durante mucho tiempo se intentó, desde ciertos sectores, ligar a un gobierno de facto con una causa justa. Podemos convenir en que a Galtieri le hubiera otorgado enorme popularidad una hipotética victoria argentina en la guerra. La que, en cambio, se quedó con ese rédito político fue la Premier Británica, Margaret Thatcher, cuando en el Reino Unido había numerosas protestas de la clase trabajadora. 

Se pueden ensayar numerosos análisis, en el contexto histórico adecuado, pero nada más elocuente que el discurso de este lobense que lo vivió en carne propia junto con sus compañeros y que advierte, con dolor y perplejidad, cómo se ha creado un nuevo prisma desde el cual se ve la historia reciente, que es alentado y fogoneado por quienes ni siquiera se tomaron la molestia de hablar con los soldados que volvieron. 35 años después, ¿aprendimos algo? Sí, nadie quiere más una guerra, pero quienes combatieron no pudieron elegir entre hacerlo en democracia o en dictadura. Fue la inicitiva de una Junta Militar, y ellos cumplieron con su deber, ¿qué otra cosa podían hacer? ¿Desertar, esconderse, irse del país? Más allá de quien detentaba el poder, ellos fueron y combatieron, en una lucha desigual, y el resultado del conflicto es por todos conocido. 
Definitivamente, el oportunismo político no tiene escrúpulos, y cuando resultaba conveniente, el gobierno o el partido de turno se rasgaba las vestiduras, invocando una causa que nos pertenece a todos. Y del mismo modo, cuando en el país se vivía la fiesta del dólar barato, del "1 a 1", se quiso seducir a los isleños con el inefable aporte del ministro menemista Guido Di Tella. Los kelpers serán piratas, pero no estúpidos, y no están dispuestos a renunciar a ser ciudadanos británicos, al menos por ahora. Por lo tanto, lo que nos queda es mantener una línea coherente por la vía diplomática, ante las Naciones Unidas, y todos los organismos y foros internacionales. Sin demagogia. Simplemente con la verdad, que está a nuestro favor. Punto final.

"No me sueltes la mano", dijeron los senadores

Viernes por la tarde en la ciudad. Estoy tranquilo, pero también somnoliento, así que procuraré escribir lo que tengo en mente. Observo que ...