30 de agosto de 2020

Ultimos días del mes: Un fin de semana con bolsillos flacos

Fin de semana en Lobos. En el marco de la "nueva normalidad", es la primera vez que fui a un bar un sábado por la noche, acompañado de mi primo. Debo decir que había pocos clientes, lo cual refuerza mi hipótesis de que quizás les conviene más seguir con el delivery. Pero hay que tener en cuenta que estamos a fin de mes, tiempo de bolsillos flacos, por ello tal vez sea el próximo finde el que tenga una concurrencia aceptable de parroquianos. Hecha la salvedad de que no hay guita circulante, fue una experiencia interesante tomar contacto con la noche lobense totalmente despojada de la famosas "previas", puesto no hay boliches funcionando. Igual, yo hace rato que estoy alejado de las pistas y no lo extraño para nada. Nosotros no fuimos a probar ni demostrar nada, sino a tomar un par de cervezas y nada más.

Comenzó a hacer frío nuevamente, es lo que constituyen los últimos coletazos del invierno. Aunque el cambio de temporada o estación resulta algo meramente anecdótico. Detrás de estos cinco meses y pico han quedado relegados cumpleaños, celebraciones religiosas, fechas patrias, feriados, sin que hayamos reparado demasiado en ellos. Todos los días son iguales, a decir verdad. Esa es la sensación que tenemos.

Estoy harto de ver y escuchar, en los grandes medios, sólo noticias sobre la cotización del dólar blue. Ya está, dejemos que estalle todo por los aires y listo, no podemos vivir pendientes de la especulación aquellos que tenemos que parar la olla todos los días. Nosotros cobramos lo que ganamos en pesos, y gastamos en la misma moneda, no tenemos margen para salir a comprar dólares. Ya bastante cuesta intentar mantener aquel estilo de vida que solíamos tener, darnos algún gusto como todos nos merecemos, porque no vinimos a este mundo solamente a trabajar y pagar deudas. Tenemos una familia, por lo cual necesitamos dedicarle tiempo y descansar lo necesario para recuperar "pilas". 

La presión impositiva es cada vez más fuerte y buena parte de nuestros ingresos se va en pagar impuestos cuyo destino nadie sabe cuál es, una suerte de agujero negro. Mientras, tanto nuestros diputados y senadores cobran dietas altísimas y canjean pasajes de avión que no usan (obviamente por la pandemia, pero ya lo hacían desde antes) por guita en efectivo. ¿Por qué no vuelven a reducir o eliminar el IVA a los alimentos esenciales? Creo que esa fue una de las pocas medidas adecuadas que tomó el macrismo.


Si lo vuelven a implementar, van a recaudar menos, pero es una forma de incentivar el consumo y de que esos productos estén al alcance de los sectores más postergados. Bajen el IVA a la harina, al pan, a la leche. Todos los países desarrollados están proponiéndose como meta reducir impuestos, y acá hacemos todo lo contrario. Y encima con el gobierno anterior nos endeudamos cada vez más para tapar parches. Podría decir, como planteo utópico, que todos los dirigentes deberían sentarse en la misma mesa para establecer acuerdos e intentar cerrar la grieta, porque estamos ante una situación de carácter excepcional que va más allá de posturas políticas. Algo imposible, claro está, si cada uno sale con una chicana o monta una operación de espionaje barato para cagarse en los demás. Punto final.

Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarn...