2 de junio de 2022

Lobos sigue tratando de escribir su propia historia

 Es un poco obvio afirmar que cada 2 de junio no es una fecha más para los lobenses, porque fue a partir de ese hito de 1802 cuando empezamos a escribir nuestra historia, inclusive antes de la Revolución de Mayo y de la Independencia. Pero como cada uno es hijo de su tiempo, guarda recuerdos que son propios de los que le ha tocado vivir.

Todavía vienen a mi memoria aquellos boliches y comercios que ya no están, porque esos edificios fueron demolidos o refaccionados y ya no conservan nada de los que yo supe conocer. El motivo más obvio es que se dedican a otro rubro. Nunca se borrará de mi mente cuando cuando la Selección salió Campeón en 1986 y dimos "la vuelta al perro" con mi viejo en el Renault 6, tocando bocina a rabiar aunque el auto estaba un poco destartalado. Y cuando salimos segundos en el Mundial del ´90, fue más épico aún, porque el equipo fue un desastre y ganó gracias a las bendecidas manos de Goycochea. Es, además, la última alegría que nos dio Maradona dentro del campo de juego de una Copa del Mundo.

Y del mismo modo, uno podría seguir enumerando todo lo que hizo (o dejó de hacer), pero que tiene como escenario a Lobos: El primer cigarrillo, el primer beso, las noches de boliche, mi primera novia, la primera vez que me emborraché, los recitales de aquellas bandas a los cuales asistíamos porque muchos de esos pibes que empezaban a comprarse una guitarra y tocar covers eran amigos nuestros. Todo eso sucedió aquí. Por supuesto que siembre ha habido cosas que me indignan, pero -hoy por hoy- no creo que pudiera vivir en otra ciudad que no fuera ésta. Acá "soy yo", en lo bueno y en lo malo, no soy un anónimo. Si me fuera a cualquier otra ciudad no me conocería nadie. Y esto no lo digo por vanidad, porque no es cuestión de ser más o menos conocido por la gente. Se trata de saber que hay gente que te aprecia y que te lo demuestra. Y al que no le caés bien...corre por su cuenta. Cursé mis estudios primarios y secundarios en esta ciudad, cuando todavía el nivel de enseñanza era aceptable y permitía que el salto a la universidad o a los estudios terciarios no fuera lo más parecido a arrojarse al vacío. Nosotros aprendimos, por una simple razón, y es que los docentes tenían la voluntad de enseñar. Ojo, no esto no significa que no ahora haya educadores con vocación, pero no es lo que abunda.. Algunos menos, otros más, la mayoría de mis contemporáneos hoy son profesionales al igual que yo. Y excepto unos pocos “niños bien”, eso fue gracias al esfuerzo de mis padres, que se privaron de muchas cosas para ayudarme a estudiar. Por supuesto que ese esfuerzo no convierte a mis viejos en superhéroes porque hubo muchos que, a su manera, hicieron lo mismo con sus hijos. 

Quizás por todo lo expuesto, hay cosas que se resisten al olvido, y es nuestra historia personal en un determinado lugar. Nuestra cronología es de cuatro o cinco décadas, y por ende lo que transcurrió en ese período nos pertenece de alguna manera. Yo crecí escuchando a Charly  García, a Michael Jackson, Prince, Beatles, Rolling Stones, pero con el tiempo consideré que era una etapa que iba a dejar en suspenso, porque lo mismo ocurre con los libros. No es lo mismo leer Borges a los 18 años y no entender ni las primeras diez páginas, que intentar hacer una relectura cuando ya cumpliste 40 o un poco más, y esto es válido para entender la obra de cualquier escritor que reviste algún grado de complejidad. Quién iba decir que ahora me haya volcado a escuchar tango o jazz, que tienen mucho en común aunque no lo parezca. En fin, la rueda sigue girando. Nos estamos viendo pronto, y por muchos años más!!! Punto final.

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