21 de junio de 2015

Un mundo feliz

Desde tiempos inmemoriales, ha habido gente que ha luchado por un mundo mejor. Sin guerras, sin terrorismo, sin violencia. Pero las empresas y quienes tienen acceso al poder político no persiguen ese objetivo. Acumulan más y más poder. Y una muestra de poder significa imponerse al otro. Qué mejor manera, entonces, que hacer una guerra o que derrocar a un Presidente. Probablemente esto resulte muy simplista, y de hecho es una utopía pensar en un mundo en paz. Todos los días estallan conflictos entre países que los argentinos ni siquiera conocemos, por el fundamentalismo religioso o la causa que fuera. Es paradójico que, en defensa de una religión, se mate a otro ser humano. Todo Ser Superior, de todas las religiones, pregonan el respeto y el amor al prójimo. Por eso sostengo, desde mi modesta ignorancia, que es inadmisible. No es casualidad que la sede de la ONU esté emplazada en Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, que se cree con derecho a avanzar sobre todo lo que considere "armas químicas" o esa estupidez del "Eje del Mal" que proclamó Bush. 

Por eso, aunque los políticos nuestros son tanto o más corruptos que los de ellos, con los yanquis nunca nos vamos a entender. Nos creemos lo que vemos en las películas de Stallone o de Scharzenegger, cuando en realidad son dos payasos musculosos a base de esteroides. O yendo a los '80, nos creímos que había policías langas y buena onda como en "División Miami", que no usaban uniforme sino trajes y que siempre tenían el glamour de estar rodeados por bellas señoritas. Eso no es la vida real. Eso es basura, y cualquier persona de América Latina que crea que la polícia yanqui está exenta de sobornos, debería ver la película "Sérpico", con Al Pacino. Que está basada en la realidad, no en los estudios de Hollywood. Punto final. 

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...